miércoles, 6 de enero de 2016

ROCKY KAN-EP-VAYA GUATEQUE/BAILAR EL TWIST/YA,YA,TWIST/SE OCULTA EL SOL 1963

Vaya Guateque / Bailar el Twist / Ya, Ya, Twist / Se Oculta el Sol

CARA A:

A1 Vaya Guateque
A2 Bailar el Twist

CARA B:

B1 Ya, Ya, Twist
B2 Se Oculta el Sol

La participación de Rocky Kan en el festival de Aranda de Duero obliga a la rápida edición de un disco
no previsto para promocionar la canción “Vaya guateque” con la que participó en el evento.
“Un guateque voy a dar en mi chalet particular...”.
Los agrios jurados no estaban para que les tocaran el rock ni para que les mentasen la nueva ola
y no obtuvo ninguno de los premios en liza. La letra es como para ponerla en un marco
y es una recomendación de cómo comportarse civilizadamente en un guateque.

Se completa la cara con un twist de segunda o tercera división con escasa gracia.
Y para completar el cuarteto, como Iberofón no tenía otra cosa, se incluyeron dos temas
que ya habían formado parte de EP anteriores. Todo bastante improvisado y chapucero.

por Julián Molero

José Luis Cano Olivera (Rocky Kan),nació el 9 de septiembre de 1942 en Sevilla.
Al ser su padre inspector de policía, la familia Cano cambiaba frecuentemente de destino,
pasando por Barcelona, Madrid, y, definitivamente, Zaragoza.

De joven, José Luis fue botones en la Sala de fiestas Pigalle, lo que le hizo conocer de primera mano
el mundo del espectáculo con la ida y venida de toda clase de artistas.
Después se hizo camarero en el Club de oficiales de la base militar estadounidense de Zaragoza,
donde pudo escuchar rock and roll en los discos que traían los soldados americanos,
además de aprender inglés y tocar la guitarra de forma autodidacta.

Con 14 años se apuntó a un concurso radiofónico llamado Plataforma de Estrellas;
participaba interpretando temas de Paul Anka, Ray Charles, Adriano Celentano, etc.
Para escoger su nombre artístico pensó en Rocky, por ser un nombre propio y guardar relación
con el nombre de su música favorita, y cambiar la letra c de su apellido por una k más quitarle la o,
quedándose con el sonoro apellido de Kan.

Años después marchó a Barcelona, donde consiguió un contrato con Iberofón, para la que publicó su primer EP en 1961.
Allí convivió con otro rocker aragonés: Chico Valento. Ya retirado de la actividad musical,
Rocky declararía amargo al escritor Javier Losilla cómo su fallo estuvo en elegir Barcelona y no Madrid
como plataforma para su estrellato. Se enrola en espectáculos de variedades,
actuando junto a folclóricas y cómicos con el seudónimo de “El primer rock and rollista”
que le puso un periodista de Barcelona.

Al año siguiente, 1962, publica dos EP más, afianzándose en el mundillo musical con gran éxito; sobre todo, en Zaragoza. En 1963 Rocky Kan realizó el mejor año de su carrera artística tanto musical como profesionalmente
al participar en el IV Festival Hispano-Portugués de la canción que se disputaba en Aranda de Duero
con el tema “Vaya guateque”, el cual no obtuvo ningún premio, y editando cuatro EP en un corto espacio de tiempo,
pero el inexorable servicio militar frenó en seco una progresión que le estaba haciendo más popular por momentos.

Al terminar su periplo en el ejército ya nada era como antes: poca gente recordaba su nombre;
Iberofón no le esperó, por lo que marchó a Zafiro, y su estilo musical no atraía demasiadas atenciones, y
a que el sonido de The Beatles era el que imperaba. Así perdió el interés por seguir grabando discos,
pero no por seguir actuando. Se fue a Madrid y formó un grupo llamado Los Pumas que no alcanzó ninguna repercusión,
lo que supuso la pronta finalización del proyecto. A pesar de este tropiezo siguió adelante: se junta con un conocido músico de Zaragoza, Félix Zapatero (ex-miembro de Unkinds) y dos músicos mas, presentándose en Torremolinos
y pateándose todos los hoteles haciendo música progresiva en plan Hendrix .

Al darse cuenta de que su futuro en la música se acababa, Rocky regresó a Zaragoza para establecerse como hostelero
y regentar varios negocios. Uno de ellos fue una discoteca llamada Samantha’s, donde, tal vez,
sus amistades y contactos de la base militar estadounidense de Zaragoza le suministraban discos que en España ni se olían, lo que explicaría el gran éxito que tuvo desde su inauguración, aunque también podría deberse
a que la mesa donde se “pinchaban“ los discos era un coche de verdad.

La vida de José Luis Cano prosiguió: se casó y tuvo una familia, hasta que un fatídico 28 de diciembre de 1992
falleció victima de accidente de trafico a los 50 años de edad.


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